Especial
para “LA IDEA”
Sumario: Las decimas de Pancho Valiente, dirigidas al
coronel Latorre. Hermosa Prueba del talento poético
de Teófilo Iglesias
Otro de los Iglesias, envió por aquellos años de encumbramiento en el
poder, unas decimas criollas al famoso coronel Lorenzo Latorre, dándole en
ellas consejos, solicitándole un empleo. Estas decimas, le fueron leídas en un
banquete por un amigo de Iglesias que asistía a el banquete, el resultado fue
tan bueno, que Latorre lo mando llamar y lo puso en posesión de un excelente
empleo en la administración pública. Aquellas decimas, fueron una novedad en
casa de gobierno y anduvieron de mano en mano entre los amigos y satélites del
gobernador provisorio como él se designaba. El seudónimo de Pancho Valiente,
con que la carta le fue presentada, se hizo muy popular en Montevideo. Pero
pese a nuestra diligencia por encontrarla en la biblioteca Nacional, donde tenemos
informes de que se conserva, no hemos tenido la fortuna de dar con ella, por lo
que solo podemos citar algunos fragmentos de la misma que conocemos por
referencias.
En aquellas décimas, le urgía la necesidad de alejar de su lado a los
eternos aduladores de los gobiernos fuertes o débiles, comunes en todas partes,
y decía:
Coronel, no
sea muchacho,
Que cuando
usted estaba abajo,
No le daban
ni …….un badajo
Los que hoy le
adulan mintiendo,
Con que así,
vaya aprendiendo,
Y mándelos al
trabajo
Enumera el cantor criollo sus
condiciones para el empleo que pretende,
y se expresa así:
Mándeme hacer
una suma,
Y se la hare
con esmero;
No me mande a
hacer pasteles,
Porque no soy
pastelero
Se ofrecía a servirle con lealtad, y morir,
si ello fuera necesario, por la patria, y, en caso, le pide que en su tumba el
destinatario de aquella carta, mande una cruz colocar.
Mande una
cruz colocar
En el mismo
punto fijo,
Pa que pu, el
alma del hijo
Vaya la madre
a rogar.
Mande un letrero clavar
Mande un letrero clavar
Con letra
grande y saliente,
Que diga a
toda la gente:
---Aquí murió
como bueno,
Luchando,
altivo y sereno,
El gaucho
Pancho Valiente.
La hermosa poesía que damos a continuación,
ha dormido 72 años entre papeles conservados religiosamente en nuestra casa paterna
y al darlos a luz, lo hacemos deseosos de que esa joya literaria, obra, según tradición
familiar, de otro Iglesias, de nombre Teófilo,
pues desgraciadamente no aparece su firma, no se pierda en el olvido ni en el
abismo del tiempo. Expresa ella, y en forma magistral, el dolor de una madre
ante el cadáver de su hijo adorado. Se titula “Recuerdo” y este destinado a la
memoria del ángel que abandono la tierra en la edad más hechicera de la vida. Se llamaba, como
nuestro padre, Hilario, y fue el primogénito de la familia.
Hijo de mi
alma, de dolor transita
Me siento al ver
tu pálido semblante;
¡Oh! yo diera
mi vida en este instante
Por verte sonreír!
Teofilo Iglesias Cruz |
Pero no escuchas,
no, mi amargo duelo,
Ni ves mi corazón,
¡ay! Destrozado,
Estas pálido,
rígido y helado,
¡Ya no puedes sentir!
Ni ves mis
ojos por el llanto rojos,
Ni buscas ya
mi maternal regazo
Ni puedes
darme un cariñoso abrazo.
Ni en mi seno
llorar;
¡Ángel,
batiste las divinas alas,
Y sin ver mi
dolor, álzate el vuelo
A la mansión esplendida
del Cielo
Para jamás tornar!
Mientras le
quede a mi alma dolorida,
--Que hoy resbala
en inmenso desaliento---
Un suspiro
impregnado en sentimiento
Lo exhalaré
por ti;
Tu. Pide a Dios
que con piadosa mano
Consulte un
tanto mi dolor impío,
Y en tus
ensueños de ángel, hijo mío,
¡Acuérdate de
mí!
Noviembre 15 de 1877—Ramos Mejía,
Septiembre de 1949—Natalio Abel Vadell
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