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viernes, 24 de agosto de 2012

Pancho Valiente-Teofilo Iglesias

Especial para “LA IDEA”

           Sumario: Las decimas  de  Pancho  Valiente, dirigidas                                                                                                                                           al coronel Latorre. Hermosa Prueba del talento poético
de Teófilo Iglesias

      Otro de los Iglesias, envió por aquellos años de encumbramiento en el poder, unas decimas criollas al famoso coronel Lorenzo Latorre, dándole en ellas consejos, solicitándole un empleo. Estas decimas, le fueron leídas en un banquete por un amigo de Iglesias que asistía a el banquete, el resultado fue tan bueno, que Latorre lo mando llamar y lo puso en posesión de un excelente empleo en la administración pública. Aquellas decimas, fueron una novedad en casa de gobierno y anduvieron de mano en mano entre los amigos y satélites del gobernador provisorio como él se designaba. El seudónimo de Pancho Valiente, con que la carta le fue presentada, se hizo muy popular en Montevideo. Pero pese a nuestra diligencia por encontrarla en la biblioteca Nacional, donde tenemos informes de que se conserva, no hemos tenido la fortuna de dar con ella, por lo que solo podemos citar algunos fragmentos de la misma que conocemos por referencias.
      En aquellas décimas, le urgía la necesidad de alejar de su lado a los eternos aduladores de los gobiernos fuertes o débiles, comunes en todas partes, y decía:

Coronel, no sea muchacho,
Que cuando usted estaba abajo,
No le daban ni …….un badajo
Los que hoy le adulan mintiendo,
Con que así, vaya aprendiendo,
Y mándelos al trabajo

Enumera el cantor criollo sus condiciones  para el empleo que pretende, y se expresa así:

Mándeme hacer una suma,
Y se la hare con esmero;
No me mande a hacer pasteles,
Porque no soy pastelero

Se ofrecía a servirle con lealtad, y morir, si ello fuera necesario, por la patria, y, en caso, le pide que en su tumba el destinatario de aquella carta, mande una cruz colocar.

Mande una cruz colocar
En el mismo punto fijo,
Pa que pu, el alma del hijo
Vaya la madre a rogar. 
Mande un letrero clavar
Con letra grande y saliente,
Que diga a toda la gente:
---Aquí murió como bueno,
Luchando, altivo y sereno,
El gaucho Pancho Valiente.

La hermosa poesía que damos a continuación, ha dormido 72 años entre papeles conservados religiosamente en nuestra casa paterna y al darlos a luz, lo hacemos deseosos de que esa joya literaria, obra, según tradición familiar, de otro  Iglesias, de nombre Teófilo, pues desgraciadamente no aparece su firma, no se pierda en el olvido ni en el abismo del tiempo. Expresa ella, y en forma magistral, el dolor de una madre ante el cadáver de su hijo adorado. Se titula “Recuerdo” y este destinado a la memoria del ángel que abandono la tierra en la edad  más hechicera de la vida. Se llamaba, como nuestro padre, Hilario, y fue el primogénito de la familia.


Hijo de mi alma, de dolor transita
Me siento al ver tu pálido semblante;
¡Oh! yo diera mi vida en este instante
Por verte sonreír!

Teofilo Iglesias Cruz
Pero no escuchas, no, mi amargo duelo,
Ni ves mi corazón, ¡ay! Destrozado,
Estas pálido, rígido y helado,
¡Ya  no puedes sentir!

Ni ves mis ojos por el llanto rojos,
Ni buscas ya mi maternal regazo
Ni puedes darme un cariñoso abrazo.
Ni en mi seno llorar;

¡Ángel, batiste las divinas alas,
Y sin ver mi dolor, álzate el vuelo
A la mansión esplendida del Cielo
Para jamás tornar!

Mientras le quede a mi alma dolorida,
--Que hoy resbala en inmenso desaliento---
Un suspiro impregnado en sentimiento
Lo exhalaré por ti;

Tu. Pide a Dios que con piadosa mano
Consulte un tanto mi dolor impío,
Y en tus ensueños de ángel, hijo mío,
¡Acuérdate de mí!

Noviembre 15 de 1877—Ramos Mejía, Septiembre de 1949—Natalio Abel Vadell

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